Perfecta con sus imperfecciones
Ilustración: Beatriz Arribas
Se miraba al espejo y le invadía la tristeza, la angustia, la ansiedad. Había días que esa sensación era tan fuerte que se echaba a llorar sola en su cuarto y hacíamos como si nadie la oyera. Otros días simplemente bajaba la cabeza e intentaba olvidarse sin éxito. Y de vez en cuando, solo de vez en cuando, dejaba la sensación de lado y se sentaba con nosotros en el salón a ver películas y comer palomitas, como una más. Leer más…